lunes, 3 de noviembre de 2014

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La historia del café en el paisaje cultural cafetero

El Paisaje Cultural Cafetero colombiano es un ejemplo excepcional de un paisaje cultural productivo y sostenible que es el resultado del esfuerzo de varias generaciones de familias campesinas que, por más de cien años, han acumulado saberes para adaptar el cultivo de café en pequeñas parcelas a las difíciles condiciones del entorno, obteniendo uno de los mejores productos del mundo y desarrollando una fuerte identidad cultural. Los habitantes rurales de la zona han desarrollado modelos de acción colectiva excepcionales, forjando en el proceso una institucionalidad social, cultural y productiva, al tiempo que han generado prácticas de manejo de los recursos naturales innovadoras.
El desarrollo y expansión de la caficultura han marcado la evolución de este paisaje. Los orígenes de esta actividad en la región se trazan en la segunda mitad del siglo XIX, con la colonización por parte de familias provenientes en su mayoría de la región conocida como Antioquia de nuevas tierras en la zona antiguamente conocida como el Viejo Caldas, el norte del Tolima y el nororiente del Valle del Cauca. Las particularidades de este proceso de colonización, el cual estuvo basado principalmente en la utilización de mano de obra familiar, generaron un modelo de tenencia de la tierra basado en la pequeña y mediana propiedad. La importancia del núcleo familiar y la predominancia campesina permearon la estructura socioeconómica de la región y constituyen parte fundamental de la esencia de este paisaje cultural.
En este contexto de colonización de nuevas tierras, la caficultura se desarrolló como una actividad que permitía el uso intensivo de los dos factores de producción a disposición de los productores: tierra y trabajo. Igualmente, esta actividad hizo posible que los campesinos buscaran una fuente de ingresos monetarios sin sacrificar sus cultivos de subsistencia, como el maíz, el frijol y las hortalizas. De esta manera los colonos desarrollaron un modelo de producción cafetera basado en la autosuficiencia alimentaria, que se traduciría con el tiempo en rasgos culturales como la dieta de la región y el sentido de comunidad para emprender proyectos de interés comunitario. El dinamismo económico impulsado por el café, aunado a estos factores se constituyó en el eje de desarrollo económico, social y cultural de la región

EL SOMETIMIENTO DE FILOS Y LADERAS 
Al momento de su llegada, los nuevos habitantes supieron adaptarse a las dificultades del entorno, articulando elementos que existían en el territorio y creando otros complementarios para el desarrollo de la actividad productiva y la vida en comunidad. Estos elementos determinaron la dinámica del paisaje vivo de la región. A un agreste y montañoso terreno, caracterizado por la alta disponibilidad hídrica y dominado por bosques tropicales, cedros, guaduales y nogales, se sumaron en primer lugar, los cultivos de subsistencia y posteriormente, la producción cafetera. Igualmente, la colonización trajo consigo el establecimiento de comunidades que con los años se convirtieron en pueblos, muchos de los cuales fueron ubicados en los filos de las montanas y en sus laderas.

De la mano del café, se incorporaron al paisaje elementos ligados a su transporte y comercialización como la arriería y las mulas, para luego dar paso a medios más modernos y eficaces como lo fueron el cable aéreo de Manizales ? Villamaría ? Mariquita (1922), el Cable aéreo Manizales ? Aranzazu (1929) y el Ferrocarril de Caldas (1927). De esta forma el paisaje se fue transformando y adquiriendo las características únicas que hoy lo identifican.





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